Hace cerca de dos años recibí una llamada telefónica inesperada del hijo de un cliente que había atendido en mis inicios en ventas, hace más de 35 años cuando era vendedor de Harinas industriales en el distrito de San Juan de Lurigancho, el me indicaba que su papá estaba con el virus del Covid siguiendo el tratamiento en casa, y que dentro de las conversaciones que tenían tratando que el tiempo y la enfermedad transcurran de la mejor forma posible salió mi nombre en sus diálogos, como de aquel vendedor que los había atendido en los inicios de su panadería, tratándolos con honestidad, empatía y apoyándolos en su desarrollo. En la llamada telefónica me comentaba que su papá estaba teniendo problemas serios con su respiración y que él quería sorprenderlo para levantarle los ánimos porque no se encontraba bien, por ello empezó su búsqueda en las redes sociales hasta que localizo mi teléfono y con ello pudo contactarme. Luego de escucharlo, quedamos en que al día siguiente lo llamaría en la mañana para que me pudiera pasar con su papá conversando con él en forma corta para no afectar más su salud, pero con mucha alegría de poder contactarnos por el hilo telefónico, acordando que una vez se recupere lo visitaría nuevamente esta vez para almorzar juntos y recordar esos momentos de colaboración mutua despidiéndonos con un hasta luego, lamentablemente semanas después falleció por la pandemia.
Las ventas van más allá que el intercambio de un bien o servicio por un monto de dinero acordado, son también una forma de dejar de dejar huella en aquellas empresas y personas que pasaron por nuestras vidas ayudándolas en su crecimiento de manera que encuentre sentido nuestro paso por ellos muchas veces en forma inesperada. Este escrito es mi homenaje a todas las personas que partieron por la pandemia del Covid 19 de nuestras vidas, pero que siguen viviendo en nuestro recuerdo hasta un próximo reencuentro.
Articulo escrito por Elar Ballón