La educación en el siglo XXI

La educación en el siglo XXI

Sin lugar a dudas todas las áreas del saber humano han sufrido una evolución exponencial por los avances tecnológicos de los últimos 20 años. Enfermedades incurables ahora tienen solución, los diversos campos de la ingeniería en todas sus ramas realizan proezas antes inalcanzables, la manufactura robotizada altamente productiva, entre otros.

No podía estar fuera de este avance el sector educativo en todas sus ramas, cambio que se vio catalizado por la pandemia del covid 19, en donde colegios, institutos y universidades y en general todos los centros de educación del mundo tuvieron que adaptarse a la virtualidad para subsistir en un escenario no presencial.

Es más; el cambio no se dio solamente a nivel del contacto de estudiantes y docentes, sino también con el desarrollo de herramientas increíbles con las que ahora se cuenta y que hace sólo unos años no se podían ni pensar: plataformas de gestión de aprendizaje (Moodle, Blackboard, Canva, Google clasroom), herramientas de video conferencias (zoom, Microsoft Teams, Google Meet), repositorios de recursos educativos (Khan academy, Coursera, Youtube Edu), Herramientas de colaboración en línea (Google Workspace, Miro, Padlet), bibliotecas virtuales, bases de datos académicos, si mencionar a la inteligencia artificial que recién está utilizándose en el sector de manera masiva.

Discusión

La pregunta es: Si la mayoría de estas herramientas están disponibles a nivel masivo y casi todas son gratuitas, ¿Por qué no se nota un cambio radical en los resultados del aprendizaje en los estudiantes, especialmente del 3er mundo? Entiéndase que tendría mucho sentido que la evolución en términos educativos tenga el mismo ritmo y pendiente positiva de los avances tecnológicos, pero no es así, en la mayoría de países de Latinoamérica el avance de la educación es mínima desde hace años, y en algunos va en franco retroceso.

¿Todo esto tendrá que ver con la convulsión política que viven estos países?, ¿o a la falta de políticas educativas claras?, ¿o al poco presupuesto destinado en general para el sector en la mayoría de ellos?, ¿o a la poca infraestructura? En líneas generales, la respuesta es Si. Pues no hay duda de que todas estas variables tienen un porcentaje de “culpa” en los paupérrimos resultados en la educación demostrados en el transcurso de estos años.

Pero hay un factor clave que generalmente no se toca, que se desarrolla en la intimidad de “las trincheras”, de cada salón de clase, en donde los docentes realizan el trabajo con sus estudiantes.

Un buen docente debe tener preparadas sus sesiones de clase con la debida anticipación, un silabus lo acompaña, seguido del desarrollo de los conceptos en una excelente presentación en Power Point o Canva, invitando a la reflexión a sus estudiantes en la alineación de la metodología “escucha activa participativa”. Quien sabe algunos docentes dejen materiales de lectura a sus estudiantes y utilicen la metodología de “aula invertida”, para luego realizar controles de lectura en el aula o mediante evaluaciones en línea. La mayoría dejará bibliografías que la mayoría de estudiantes no leerán (las nuevas tecnologías dan resúmenes excelentes). Por último; el docente hará un resumen a modo de cierre. Fin del episodio.

Al parecer, en la superficie las guerras se están peleando con drones artillados, aviones no tripulados, misiles intercontinentales, pero dentro de las trincheras las batallas siguen peleándose como en el siglo XIX, con bayonetas y arcabuces.

¿En verdad el rol de los docentes es seguir impartiendo conceptos teóricos que los estudiantes pueden encontrar en un segundo mediante la inteligencia artificial?, ¿es razonable pensar que se puede seguir impartiendo conocimientos como si nada hubiera cambiado? ¿Cuál es el rol de los docentes en este nuevo contexto?

Conclusiones

Sin lugar a dudas el docente del siglo XXI no sólo debe adaptarse a las nuevas tecnologías y herramientas; sino también debe encontrar su papel en el nuevo contexto de la educación, con estudiantes hiperinformados y con acceso prácticamente ilimitado a la información y a herramientas educativas en su mayoría gratuitas.

En este contexto, los docentes deben evolucionar de ser “maestros” a ser “coach” de sus estudiantes, impulsándolos a la investigación, sin tratar de restringir las herramientas tecnológicas (algo que la historia nos ha enseñado que es un esfuerzo inútil).

Este rol de “coach” también incluye algo que ninguna Inteligencia artificial o herramienta tecnológica puede desarrollar: la experiencia. Un docente motivador, puede entusiasmar a sus estudiantes con sus vivencias, ir más allá de la teoría y encontrar las grietas o secretos que sólo un soldado sobreviviente de 1000 batallas puede contar.

Hay una gran diferencia entre contar teoría muy estructurada y lineal, leer libros que nos enseñan “lo correcto”, explicar ejemplos de otras realidades, a tener un coach que nos diga: “yo estuve ahí, yo lo viví”.

Finalmente, en este nuevo contexto los centros de estudios juegan un papel crítico en el cambio: no exigir estructuras rígidas de enseñanza (que ya no son viables) pero tampoco laxar el nivel de aprendizaje. El cambio real radica en generar una nueva generación de estudiantes, sin fronteras en el conocimiento (gracias a las nuevas tecnologías), con pensamiento crítico (con criterio propio) y tenaces buscadores de la verdad y lo nuevo. Y por su parte, en cuanto a los nuevos docentes, se requiere personas con pasión por lo que hacen, abiertas al mundo, con ganas de tener nuevas experiencias que motiven y transformen a las nuevas generaciones.

Autor: Ma. Gustavo Piazze, doctorando CAEN en políticas de Gestión públicas

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